Como mueren las mariposas…
Como mueren las mariposas…
Siendo joven, decidiste un día romper con tus miedos dejando
atrás las malas experiencias de amores juveniles, abriste nuevamente tus alas ya
maltrechas y con ellas tus sentimientos.
Al crecer tenías la esperanza de que todo fuese diferente,
de poder amar, de poder volar, de poder soñar y fantasear; pero no entendiste,
afuera todo era fijo e inamovible, nada, ni nadie en ese jardín transmutó,
todas esas flores en su mundo de vanidad seguían emboscando con hermosos olores
y colores a mariposas ingenuas como tú. El mundo afuera de tu pupa seguía
siendo igual… un campo de depredadores, luchando por sí mismos, por sobrevivir,
por subsistir, a costa de lo que fuese.
¡Ay, pero tú!, crédula y romántica; ¿qué es lo que
esperabas? ¿Un cuento de hadas?
¡No! Tu idealismo
inmaduro y carente de realidad te llevo de arbusto en arbusto, de flor en flor;
y tú mariposa, tú que tenías hermosos colores, sueños y anhelos, ahora solo
llevas contigo pestilencia y hedor, vas medio volando con las alas hechas
pedazos, pero ambos sabemos que no es eso lo que más te duele.
¡Desnúdate! Deja de fingir que estás completa, que eres
fuerte y que no te afecta, ambos sabemos que tu mayor anhelo es regresar a la
seguridad de tu crisálida y permanecer ahí, en silencio y con toda tu
soledad… ah, pero como olvidar que con esto se van tus sueños de copular amor, se
van tus sueños de encontrar amparo en una flor acogedora y con ellos el
mimetizar tus colores con el de las hermosas flores.
Ya no busques más, vuelve a casa y no regreses para intentos
sin causa, encierra tus dolores y con ellos también archiva esos colores, marchítate
y muere, deja en el olvido tus emociones y conviértete en abono para que
renazcas siendo flor, eso sí, asegúrate de morir amargada y rencorosa, para que
al renacer puedas ser flor que con raíces crece fuerte y fija; flor que con
espinas se vale de defensa y que sin importar dañará a otras mariposas.
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